“Prácticamente todos hemos pasado un año bastante complicado: el confinamiento y la falta de contacto social, la enfermedad, la pérdida de seres queridos, la crisis económica, el miedo a la incertidumbre… prácticamente no hay un área de nuestra vida que no se haya visto afectada y esto al final hace mella en nuestra salud mental”.
¿Qués es la fatiga pandémica?
Independientemente del género, grupo o región, la pandemia por COVID-19 está afectando a la salud mental de la población, que sufre un gran desgaste emocional causado por la crisis sanitaria, detectándose una alta prevalencia de síntomas de depresión, ansiedad, insomnio, trastorno de estrés postraumático y angustia psicológica.
Según los últimos estudios se estima que alrededor del 60% de los países de la unión europea experimentan actualmente una forma de «fatiga pandémica», relacionada con el cansancio de la población al tomar las medidas de precaución necesarias, entre ellas el distanciamiento físico, la reducción de las interacciones sociales y la incertidumbre económica derivada de dichas medidas.
Día a día vamos sufriendo una incertidumbre acumulada que genera cansancio, pena, frustración, desánimo, y, lo que es peor, desconfianza hacia lo que proponen las autoridades.
Por estos motivos, las pandemias tienen efectos psicológicos muy importantes sobre la población, derivados de la percepción de incertidumbre, confusión y sensación de urgencia que generan.
Las reacciones al estrés pandémico adoptan manifestaciones tan diversas como miedo o ansiedad, que pueden convertirse en excesivos, reacciones de tristeza o aburrimiento, que pueden llevar a manifestar síntomas depresivos, reacciones de duelo complicadas, mayor propensión a desarrollar comportamientos adictivos y complicaciones de alteraciones psicopatológicas previas, tales como cuadros afectivos, de ansiedad o psicóticos. Además, un pequeño sector de la población desarrollará posteriormente cuadros de ansiedad, alteración del estado de ánimo y trastorno por estrés postraumático.
La pérdida de un ser querido, unido a las dificultades para el desarrollo de un duelo normalizado debido a las normas de aislamiento de las personas infectadas son las razones más comunes para desarrollar un duelo complicado y síntomas depresivos. Estas reacciones pueden ser mayores si se tiene en cuenta la culpa que pueden sentir ocasionalmente las personas afectadas si se consideran responsables de haber sido poco diligentes en la protección de su ser querido o de haberle transmitido la enfermedad.
Es importante señalar que gran parte de las reacciones psicológicas que hemos señalado no son patológicas. Son, en palabras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “… reacciones naturales y normales ante la situación cambiante e incierta en la que todos nos encontramos. Sin embargo, eso no significa que no deban ser abordadas.
La gran mayoría de las personas que tienen trastornos los resuelven tomando psicofármacos que alivian sus síntomas durante unas horas, que pueden ser tranquilizantes, pastillas de dormir o antidepresivos. Estos pueden desarrollar cronicidad y no resuelven el problema, lo cual tienen su lógica: las pastillas no te enseñan a pensar o a actuar mejor.
Algunos síntomas de la fatiga pandémica:
Algunos de los síntomas más comunes que podemos experimentar durante estos meses de pandemia, se pueden identificar con:
- Irritabilidad, te enfadas más y lo pagas con los que tienes cerca, familia, compañeros, pareja…
- Tristeza
- Estás más nervioso/a de lo habitual
- Insomnio, te cuesta dormir o hay despertares nocturnos, con lo que no tenemos un sueño reparador
- Sientes incapacidad para disfrutar de las cosas que antes disfrutabas.
- Sentirnos cansados o agotados.
- Aumento o pérdida de apetito
- Reducción en la percepción de riesgo
Qué hacer:
Reconozca sus emociones y acéptelas. Son normales, molestas pero normales. Sentirse desganado, asustado, triste o enfadado en un contexto como el actual en el que una situación indeseada se prolonga sin fecha de término es sencillamente algo normal. Si es necesario, comparta su situación con las personas más cercanas a usted para encontrar la ayuda y el apoyo que necesita. Puedes hablar de lo que sientes, de lo que te preocupa, con alguien que haga una buena recepción de tus palabras, que te comprenda, que no te juzgue
Realiza prácticas de relajación. En internet puedes encontrar prácticas guiadas.
Intenta moverte de vez en cuando, no estés mucho tiempo sentado/a. Realiza alguna actividad física, es suficiente con que sea moderada, no te propongas metas que ahora cueste conseguir.
Cuida y fomenta las relaciones sociales. Conversa con familiares y amistades. Es cierto que nuestras relaciones están limitadas, pero hoy en día existen diferentes formas de poder comunicarte e incluso de vernos, aprovéchalo.
Focaliza tu atención en estímulos externos y en lo que vas a hacer de manera inmediata. Realiza actividades que te gusten de vez en cuando.
Intenta mantener hábitos de sueño y alimentación saludables.
No te enredes en pensamientos catastróficos o negativos, cuestiónatelos, si no te ayudan cámbialos por otros más realistas.
Diseña objetivos sencillos a trabajar durante el día y haz lo posible para conseguirlos, a veces incluso aunque no te apetezca. Disminuye un poco el ritmo de las cosas que tienes que hacer.
Cuestiónate: busca pruebas de realidad y datos fiables. Conoce los hechos y los datos fiables que ofrecen los medios oficiales y científicos y evita información que no provenga de estas fuentes, evitando información e imágenes alarmistas.
Evita la sobreinformación, estar permanentemente conectado/a no te hará estar mejor informado y podría aumentar tu sensación de riesgo y nerviosismo innecesariamente.
Piensa a corto plazo y trata de vivir en el presente. Comparar con el pasado nos hará sentir tristeza y pensar en el futuro solo no generará más incertidumbre.
Mantente conectado: conectarse en redes sociales puede fomentar una sensación de normalidad y ofrecer un importante medio para compartir sentimientos y aliviar el estrés.
Haz actividades agradables, recuperar hobbies, leer, ver series o películas, jugar con los pequeños y aunque sea de manera virtual, compartir un tiempo agradable con nuestros amigos y con nuestros seres queridos.
Hábitos de higiene y cuidado de la imagen personal, especialmente para los que teletrabajan
Buscar ayuda adicional: las personas que sienten un nerviosismo abrumador, una tristeza persistente u otras reacciones prolongadas que afectan negativamente a su desempeño laboral o sus relaciones interpersonales, deben consultar con un profesional de salud mental capacitado y experimentado. Los psicólogos y las psicólogas y otros proveedores apropiados de salud mental pueden ayudar a las personas a lidiar con el estrés extremo. Estos profesionales trabajan con individuos para ayudarlos a encontrar formas constructivas de manejar la adversidad.
Si crees que sufres fatiga pandémica y necesitas ayuda de un profesional, estaré encantada de poder ayudarte en mi consulta de psicología o a través de terapia online.