Ed. Palmera Center, C/ Historiador Juan Manzano, Portal 3. Oficina 27,  Montequinto, Sevilla

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La dependencia emocional es la necesidad extrema de carácter afectivo que una persona siente hacia su pareja.

Se puede decir que la diferencia entre el amor normal y la dependencia es meramente cuantitativa, es la distancia que hay entre querer y necesitar. Esta necesidad es tan extrema que llega a ser obsesiva, pero además esta necesidad es exclusivamente de carácter afectivo, es decir, la necesidad de sentirse querido/a y amado/a y no una necesidad de carácter económica o material.

Las personas que sufren dependencia emocional suelen tener parejas desde la adolescencia y si es posible intentan estar siempre con alguien. Además, una de las características de este patrón de comportamiento aparece justo después de una ruptura, pues la persona la vivirá como un acontecimiento verdaderamente catastrófico, e intentará reanudar la relación por nefasta que haya sido o bien intentará encontrar a otra persona que cubra su necesidad extrema de estar acompañados de alguien.

¿cómo suelen ser las parejas de las personas que sufren dependencia emocional?

Estas personas tienen una serie de características distintivas que agudizan lo enfermizo de estas relaciones de pareja. Se les describe como «adictos a la evitación», estas personas son emocionalmente inaccesibles, evitan la intimidad, tiene una fuerte autoestima y son poco correspondientes afectivamente. También se añade que las personas que sufren dependencia emocional no suelen encuentran atractivas a otro perfil de personas, que sí serían capaces de suministrarles cariño y con las que podrían tener relaciones más satisfactorias.

 ¿Qué características tiene una persona que sufre dependencia emocional?

Dividiremos estas características en tres áreas, aunque hay que señalar que no es preciso que se cumplan todas y cada una de las siguientes características

 Área de las relaciones de pareja:

 Hay que subrayar que lo que diferencia la relación de pareja de una persona normal de la de una que sufre dependencia emocional es únicamente la magnitud de todos los sentimientos y comportamientos implicados:

  • Necesidad excesiva del otro: En las relaciones de pareja sanas existe esta necesidad del otro, pero esta necesidad es más bien un deseo, que no es absolutamente imprescindible para su vida. Mientras que, en las personas con dependencia emocional, este deseo de tener contacto con el otro o de estar con él es más una necesidad, es algo absolutamente imprescindible. Se puede traducir en deseos constantes de hablar con la pareja, llamadas continuas al teléfono, mensajes de texto en el móvil, realizar cualquier actividad junto a la otra persona, ser incapaz de hacer algo solo, etc. Por su parte la reacción de las parejas suele ser de agobio.

«… por absurdo que parezca, me tiene enganchada de tal manera que no puedo prescindir del móvil, es como si fuera el cordón umbilical que me une a esa persona, siempre estoy pendiente de si suena o no».

  • Prioridad de la pareja sobre cualquier otra cosa. En una relación sana ambos miembros situarán a la otra persona en lo más alto de su escala de prioridades, junto a otras personas muy significativas como la familia más próxima y, por supuesto, junto a sí mismo. En el caso de las personas que sufre dependencia emocional sitúan a la pareja, como la única y máxima prioridad en su vida, otorgando al resto de sus circunstancias, como el trabajo, la familia próxima, las amistades o sus propios deseos e intereses, un lugar mucho más secundario en su escala de prioridades. Voluntariamente se aíslan en mayor o menor medida de su entorno para dedicarse por entero a su pareja, y además anhela que su pareja haga lo mismo. No habrá nada más importante, incluyéndose a sí mismo.

«… me doy al 100 % sin pensar en mí, sólo quiero gustar a esa persona lo máximo, cueste lo que cueste, me olvido de mi familia y de mis amigas, sólo estoy por mi pareja olvidándome de mí que es lo peor de todo».

  • Idealización de la pareja. En una relación sana se valora adecuadamente a la pareja, ambos son conscientes de sus características, virtudes y defectos, pero por encima de todo la estiman como persona importante en su vida. Los dependientes emocionales extienden esta valoración positiva a la sobrevaloración en todos los sentidos de su pareja, se le considera extraordinario, con unas cualidades especiales, diferente y superior al resto de las personas y, por supuesto, al propio dependiente.

«… yo la veía como una diosa, tan guapa, tan inteligente».

  • Relaciones basadas en la sumisión y subordinación. En toda relación de pareja existe un cierto grado de sumisión al otro, en tanto la convivencia o la realización conjunta de actividades puede suponer la negociación de las mismas o alguna cesión en determinados asuntos. En el caso de la dependencia emocional, la entrega absoluta y la sumisión incondicional del dependiente emocional no tiene ni la más mínima correspondencia en su pareja. Da todo a cambio de poco o nada. La consecuencia es una relación desequilibrada en la que se produce sumisión por una parte y dominación por la otra.

«En mis relaciones siempre he sido muy sumisa, muchísimo, todo por él, lo que fuera. Para que él se sintiera bien le permitía todo, salir, hacer deporte, irse con sus amigos a tomar algo, lo que fuera, siempre pensando que él se sintiera bien.»

«Mis relaciones nunca han sido equilibradas, siempre yo ponía más tiempo, dinero, energías, pasión, cuidado de no ponerla en riesgo.» 

  • Historia de relaciones de pareja desequilibradas. Lo que no soportaría mucho tiempo una persona que no sufre dependencia emocional es un desequilibrio muy manifiesto, sobre todo cuando a ésta le corresponde el papel subordinado. Al poseer una autoestima normal, el individuo quiere que se le respete, que se tengan en cuenta sus opiniones, que se le valore como persona, que se le escuche, que sus gustos sean atendidos, etc. Las personas que sufren dependencia emocional se caracterizan por tener relaciones de pareja claramente desequilibradas una sucesión de relaciones de pareja tormentosas y desequilibradas prácticamente desde el principio, que podemos establecer en la adolescencia. El entorno familiar o las amistades pueden pensar que se trata de mala suerte cuando esto sucede una o dos veces, pero si la sucesión es muy evidente o si se trata de una relación muy prolongada que se mantiene sobre todo por la persistencia del dependiente, dejan de responsabilizar a factores externos o a la casualidad.

«Nunca he logrado estar más de tres meses sin novio. Era una necesidad tener a alguien en mi vida.»

«Yo siempre aportaba más que mi pareja. He llegado a vivir para esa relación, no teniendo otra cosa en mi cabeza.»

  • Miedo a la ruptura. Una persona que no sufre dependencia emocional no vive con la sensación continua de abandono o separación de su pareja, no hay miedo a la ruptura, aunque sí hay un rechazo de ella en tanto generaría gran malestar. Esta sensación de rechazo de la ruptura es tremendamente más fuerte en el dependiente emocional, existiendo en su relación de pareja el miedo permanente al abandono. Esta continua ansiedad ante la pérdida provoca conductas de aseguramiento, en las que se verifica si de alguna manera la persona «sigue ahí» o no.

Este miedo permanente tiene varias causas, el comportamiento de la pareja es cada vez más distante y explotador, algo que puede percibir el individuo como un indicio de un posible desinterés hacia él. Además de todo esto, la persona que sufre dependencia es una persona acostumbrada al desengaño interpersonal, a la frialdad y la explotación, por lo que suele ser suspicaz en cuanto a posibles abandonos decepciones.

«… sentía un miedo interior mortal a que me dejaran…». 

  • Malestar emocional tras la ruptura. La mayor parte de las rupturas son traumáticas y pueden resultar profundamente dolorosas para los miembros de la pareja, pero el dependiente emocional tiene una reacción más brutal y atroz. 

Área de las relaciones con el entorno interpersonal

  • Deseos de cercanía hacia otras personas significativas. la persona que sufre dependencia preferirá tener relación con sus otras personas significativas de uno en uno; es decir, no se encuentran en absoluto a gusto en situaciones de grupo.

«… me relaciono peor en grupo, soy una persona de amistades de uno por uno…».

  • Necesidad de agradar. Sea o no sea de su entorno, la persona que sufre dependencia tenderá a agradar a cualquier persona. La aprobación de los demás es tan necesaria que un solo gesto puede ser malinterpretado como antipatía o desinterés. Así como la ansiedad de separación en la relación de pareja es algo grabado en su pensamiento, el temor al rechazo o a no gustar es su equivalente en las relaciones con otras personas. Estarán pendientes de la ropa, el físico, el peso, el peinado, etc., pudiendo padecer verdaderas obsesiones en torno a estos temas.

«… yo interpreto el tono de voz o la expresión de la cara y me da la impresión de que no caigo bien…».

«Así que yo emprendí una carrera para ser perfecta, todo en orden, aspecto impecable, trabajo perfecto, saber hacer de todo…, trabajos manuales, cocinar, coser, saber estar…» 

  • Déficit de habilidades sociales. La persona que sufre dependencia tiene falta de asertividad, en tanto no hace valer sus derechos y puede permitir que otras personas se aprovechen de ella. El miedo atroz al rechazo conduce a no expresar con libertad los intereses y las demandas personales.

Área de autoestima y estado anímico

  • Baja autoestima. El gran responsable de toda la problemática. Su miedo atroz a la soledad es uno de los mayores exponentes de estas personas, pero no es el único. Tendrías que preguntarte sobre los sentimientos que te profesas, sobre cómo te ves, si te quieren, si estás a gusto contigo mismo, si te consideran merecedor de cariño, si eres feliz, si te cambiarías por otra persona. Sólo una persona que no se ama sería capaz de soportar lo que otra, por pura dignidad y supervivencia emocional, no aguantaría.

«…No me quiero demasiado, es como si todas las pelotas negativas que tiraran sobre mi persona, comentarios malos, críticas, entraran a la perfección en mi sentimiento y, cómo no, en mi pensamiento; en cambio, las pelotas que me tiran buenas y que me reconocen como una buena persona pues rebotan y no consigo creérmelas. Sólo soy capaz de creerme lo malo. Y eso te hace pensar constantemente que eres una persona de poca valía.»

Hay que señalar que a pesar de no valorarse demasiado en algunas facetas como en lo que respecta al propio físico — suelen considerarse feos, con sobrepeso o al menos escasamente atractivos— en otras facetas como el rendimiento académico, la competencia laboral o el propio desenvolvimiento

personal suelen conceptualizarse tan capaces como podría hacerlo otra persona, a pesar de la existencia de un componente significativo y general de inseguridad en sí mismos y en todo lo que hacen.

«Es verdad, es que cambiaría mil cosas de mí.»

  • Miedo e intolerancia a la soledad. Interiormente perciben que sólo en compañía de otra persona, de alguien «especial», pueden ser felices. Consideran que la relación con una persona idealizada sea como sea, es la auténtica solución a su dolor y sus penas.

«la soledad ha sido desde muy pequeña algo malo, que se debía evitar como hiciera falta, de ahí mi enganche a los demás.»

  • Estado de ánimo negativo y frecuentes consecuencias psicológicas añadidas. Dichas consecuencias fluctuarán en el tiempo en consonancia con las circunstancias del momento, que en el caso de la dependencia emocional estarán inevitablemente vinculadas a sus grandes temores: la ruptura, el deterioro de la relación, las amenazas de abandono, la soledad, etc. A veces la dependencia emocional puede acompañarse patologías relacionadas con bajo estado de ánimo, ansiedad, trastornos obsesivos, trastornos de la conducta alimentaria…

¿Cómo saber si tienes dependencia emocional?

En definitiva, si crees que sufres dependencia emocional realízate estas preguntas:

  1. ¿Has pasado tiempo solo/a o generalmente has estado casi toda tu vida en pareja? Y si has pasado tiempo solo/a ¿ha sido por decisión propia o porque no encontrabas otra pareja?
  1. ¿Qué tipo de personas te gustan como pareja?
  1. ¿Qué papel has asumido en tus relaciones? ¿sumiso/a, admirador/a de la pareja, necesitado/a de su cariño y aprobación?
  1. ¿Tus relaciones han sido equilibradas, ambos aportabais emocionalmente lo mismo?
  1. ¿Qué tipo de cosas has aguantado por amor o para no romper la relación?
  1. ¿Necesitas estar siempre en compañía de tu pareja o estar en contacto con ella, hasta el punto de resultar una molestia en muchas ocasiones?
  1. ¿Has atendido tus amistades o tus responsabilidades laborales y familiares mientras estabas en pareja, o bien las has descuidado porque sólo vivías para ella?
  1. ¿Te ilusionas y te entregas mucho en tus relaciones?
  1. ¿Quién ha roto las relaciones y cómo te has sentido tras la ruptura?
  1. ¿Has continuado manteniendo contacto con tus exparejas para implorarles reanudar la relación?
  1. ¿Estás siempre pendiente de ser aceptado por la gente, de causar buena impresión?
  1. ¿Te quieres a ti mismo?

Si crees que has sufrido o sufres dependencia emocional y no tienes las herramientas necesarias para salir de esta situación y que no se vuelva a repetir en futuras relaciones, puedo ayudarte tanto en mi consulta de psicología como a través de terapia online, o en cualquier caso ponte en contacto con un profesional pues es algo que afortunadamente tiene solución.

Referencias bibliográficas: Dependencia emocional: Características y tratamiento (Alianza Ensayo). Autor:  Jorge Castelló Blasco.

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